[TRIBUNA] La A-76 y los nuevos políticos Imprimir
Viernes 07 de Diciembre de 2018 22:00

JOSÉ L. GUTIÉRREZ | Según varios informes, la A-76 entre Ponferrada y Ourense "solamente" afectará a 37 zonas protegidas o de especial interés; 12 corredores biológicos de especial valor de paso de animales; 13 redes hidrográficas; 4 puntos de interés geológico; 56 especies de flora, algunas de alto valor ambiental, vulnerables o endemismos; 132 especies de fauna, muchas vulnerables o en peligro de extinción; y 132 elementos patrimoniales.

Han pasado ya cuatro años desde que en diciembre de 2014 decidí dejar de publicar mi blog Salvemos el túnel romano de Montefurado, bitácora donde denunciaba la aberración de la construcción de la A-76 a través del corazón de Galicia. Las causas de este cierre fueron la falta de apoyo institucional y, sobre todo, los desagradables correos y comentarios llenos de odio y de insultos que comenzaba a recibir, y que rayaban en la amenaza. Aquellos sicarios que me escribían me echaban en cara la radicalidad de mi pensamiento: ¿Cómo podía alguien, en su sano juicio, oponerse a una autopista? El axioma de que las autopsitas son buenas no necesita ninguna demostración. Alguien que piensa de una manera tan peligrosa debía ser acallado.

Pues bien, si entre los ciudadanos de a pie el que piensa diferente se convierte en un peligroso radical, hay que imaginarse cómo es la cosa entre la clase política, donde tanto abundan las consignas comunes y el pensamiento único. Como en Rebelión en la granja de Orwell, las ovejas repiten una y otra vez desde el colegio que las autopistas son buenas, buenas, buenas…, sea cual sea su coste económico, social y medioambiental. Y así han acabado por creérselo, sin ningún matiz o posibilidad de discrepancia. En política hay verdades incontestables que no se discuten.

Parecía que los tiempos estaban cambiando cuando, en marzo de 2016, AGE y BNG pidieron en el Parlamento la paralización de los proyectos de la A-76. Centraron su argumentación en la destrucción de la Ribeira Sacra (candidata a ser Patrimonio de la Humanidad), en la multitud de túneles y viaductos que habría que construir en el Parque Natural de la Serra da Lastra, y en el impacto que tendría en lugares tan valiosos como el túnel romano de Montefurado, entre otros. La diputada Mónica Fernández llegó a afirmar entonces que parecía que el trazado estaba hecho para destrozar más espacios naturales de una sola vez… Enfrente, las grandes risotadas de PP y PSOE desde las bancadas hablando de no sé qué tomaduras de pelo, como no podía ser de otra forma.

Poco después de aquella intervención, la comisión de Fomento del Congreso aprobó una proposición no de ley para que se continuase tramitando, a cualquier precio, la A-76. A favor, las ovejas orwellianas de PP, PSOE y Ciudadanos; en contra, sólo quedaba En Marea-Podemos. La diputada Alexandra Fernández basó su exposición (hasta que le quitaron el turno de palabra) en evidencias lógicas y demostrables que cualquier persona normal con sentido común sería capaz de asimilar: los actuales niveles de tráfico de la N-120 son bajos para justificar la construcción de una autopista paralela; que multitud de tramos de la A-76 estarán limitados a 80 km/h debido a los túneles, viaductos, curvas cerradas… y que el ahorro de tiempo sería mínimo; que las comarcas de Trives seguirían estando aisladas; el despilfarro y la especulación que este tipo de obras conllevan en un país como el nuestro (recordemos todo el asunto de las canteras proyectadas en torno al túnel de Montefurado para abastecer a la autopista); el fraccionamiento del espacio rural y la destrucción del patrimonio cultural y natural…

Como respuesta, a los viejos políticos sólo se les ocurrió recurrir al rancio y único lema grabado a sangre y fuego en sus cerebros: las autopistas son buenas; y no tardó en reaccionar la vieja guardia: falaces, radicales, que no tienen capacidad intelectual, malas personas, que no son aptos para desempeñar cargos públicos… Cosas como estas se leían en la prensa días después, estando muchos de los insultos en boca de estos viejos políticos. Igual que los correos que yo recibía cuando publicaba mi blog, también ellos quieren blindarse acallando al discrepante, silenciando a los que no aceptan las consignas mil veces repetidas, y al que se cuestiona la forma de construir en este país de líneas de alta velocidad vacías o a medio acabar (pienso en catástrofes medioambientales como la variante de Pajares), aeropuertos sin aviones, y donde se pueden llegar a construir hasta cuatro o cinco autopistas que van al mismo sitio (las radiales de Madrid, por ejemplo), debido a las malas planificaciones y al negocio de la especulación y las constructoras.

Por aquel entonces, publiqué un artículo titulado Los nuevos políticos en la página de la Asociación Boca do Monte (asociación desde la que trato de defender a nuestra tierra de la destrucción de la A-76), en el que agradecía a los nuevos políticos como Alexandra Fernández su valentía y compromiso, por dar voz a lo que una gran parte de la población pensamos y sentimos. Parecía que de verdad alguien se atrevía a hacer políticas propias del siglo XXI. Pero era sólo un espejismo…

Dos años después…

La plataforma de la A-76 urge agilizar los plazos y convoca una reunión en Monforte entre los directivos del Círculo Empresarial Leonés, la delegación sur de la Confederación de Empresarios de Lugo, la Asociación Empresarial de Valdeorras (AEVA) y, ¡oh, sorpresa!… los políticos de PP y PSOE; todos ellos de la mano. A ese corro de la patata particular quiere unirse también Unidos Podemos, que sólo dos años después de su oposición a la A-76, parece haber cambiado de opinión. Hace un par de días, una tal Ana Marcello ha apremiado a Pedro Sánchez en el Congreso para que se ponga manos a la obra con una infraestructura vital y de suma importancia. ¡Ay, Podemos, la gran estafa! ¡Y ay, los políticos, esa raza falsa! Como dice el refranero popular, no se puede estar en misa y repicando. Y es que los nuevos políticos no ofrecen nada nuevo. Estamos perdidos…

También apoya la autopista el PSOE de Javier Alfonso Cendón, otro de esos nuevos políticos. No es mal chaval y, además, una persona muy inteligente. Puedo asegurarlo porque fue mi compañero de universidad; sin embargo, en este momento, yo le preguntaría cómo va a lograr la cuadratura del círculo. Por una parte, lleva en su programa electoral el derecho a un medio ambiente equilibrado, sostenible y saludable. Dice que quieren convertirlo en un auténtico derecho de los habitantes de Castilla y León, del que se desprendan obligaciones vinculantes para los poderes públicos. En numerosas entrevistas ha seguido afirmando que pretende gestionar los recursos naturales de los leoneses y leonesas, y cuidar el medio ambiente… Y yo me pregunto cómo puede mantener esta posición cuando, por el otro lado, sigue apoyando el consumo de carbón en las térmicas o la destructiva A-76. Volviendo al refranero, no se puede estar al plato y a las tajadas; o al que asa dos conejos a la vez, uno se le quema. La gente, a veces, no es tonta, y se da cuenta de que es imposible defender a la vez una cosa y su contraria.

Para finalizar, y volviendo a los dogmas repetitivos de las ovejas de Orwell de que las autopistas son buenas, siento desengañar a todos aquellos que piensan que la A-76 supondrá la salvación de nuestra comarca. No, señores, la autopista no será la panacea que milagrosamente nos saque de la miseria (ya sea económica, social o intelectual). Ahí tenemos el caso de Benavente, donde confluyen la A-6 (Madrid-A Coruña), la A-66 (Vía de la Plata), la A-52 (hacia las Rías Baixas), y donde está a punto de llegar la A-65 (la de Tierra de Campos, que viene desde Palencia); y, sin embargo, año tras año sigue sin poder frenar la sangría poblacional y su decadencia. Que sigan, que sigan construyendo seis o siete autopistas más si quieren, a ver si así la cosa mejora… También podemos citar otro caso cercano como el de Mieres, cuenca minera al igual que el Bierzo. Por allí pasan la A-66 y la AS-1 (hacia Siero y Gijón). Pasan por encima, literalmente, del mismo centro de la población, con la pobre gente tendiendo la ropa en los ennegrecidos edificios sobre la autopista, cruzando sobre pasarelas para ir a comprar el pan a la tienda de ultramarinos, o despertándose por la mañana al lado de una mampara de cristal de esas que tienen pegatinas de pájaros. Y, una vez más, la testaruda realidad nos viene a demostrar que la autopista no era la solución al declive que viene sufriendo desde hace décadas.

Sé que posicionarse en contra de la A-76 es un deporte de alto riesgo, sobre todo en el Bierzo. Es impopular y te va a generar muchas enemistades. Eso mismo es lo que pensaron en Podemos cuando cambiaron de opinión como quien cambia de calzoncillos. Pero los que no somos políticos siempre tendremos la opción de mantener nuestros principios éticos y morales. Por ello, intentaremos seguir defendiendo el deber de legar a las siguientes generaciones los privilegiados espacios naturales que habitamos, para que no nos puedan echar en cara que un día permitimos su destrucción. Nosotros seguiremos creyendo que la alternativa pasa por acondicionar la actual N-120, tal y como ya sucede en muchos de sus tramos, con dobles carriles, vallado de la calzada, mejora del firme, etc., convirtiéndose de facto la carretera nacional en una vía rápida. El coste medioambiental de la A-76 es imposible de calcular pero, económicamente, sería mejor reservar los casi dos mil millones de euros que nos gastaremos en la autopista paralela (seguro que serán muchos más, sumando los ya dilapidados desde hace años en los estudios informativos, además de los sobrecostes inevitables que se producirán), para proyectos de innovación como la paralizada Ciuden, que estos sí, estos sí serán el punto de partida que permitan crear un futuro para el Bierzo.

* José L. Gutiérrez es ingeniero y profesor de Bachillerato en el IES de Astorga.

 

Utilizamos cookies para mejorar su experiencia de navegación. Al utilizar esta web usted acepta el uso que hacemos de las mismas. Para saber más sobre las cookies visite política de privacidad.

Acepto las cookies de esta web.

EU Cookie Directive Module Information