[LA OVEJA NEGRA] Lo que puede pasar ya pasó Imprimir
Viernes 12 de Octubre de 2018 10:00

GERMÁN VALCÁRCEL | Los mensajes y acciones que, desde las franquicias de los partidos políticos y fuerzas sindicales bercianas, se trasladan diariamente a la ciudadanía, nos muestran que la política institucional ha quedado reducida a un mero show mediático (fiel reflejo, aunque cutre, de lo que ocurre en el resto del país), donde los protagonistas –nuestros representantes políticos– manejan las emociones y los instintos de la gente según la coyuntura y sus propios intereses.

Que las organizaciones políticas bercianas  y un movimiento sindical que, como tal, ni está ni se le espera sigan hablando del desempleo, derecho al trabajo, envejecimiento, despoblación, expolio, deterioro medioambiental y social que padece esta pequeña esquina del suroeste del continente europeo, sin reconocer el origen y la raíz del problema: la quiebra del capitalismo industrial, nos muestra el reduccionismo intelectual con el que enfrentan las dificultades y la visión cortoplacista con la que ejercen las responsabilidades que una sociedad alienada y aborregada ha delegado en ellos.

Esa manipulación da lugar a una suerte de ciego, sordo y cretino “bierzocentrismo” donde temas como el cambio climático o la fortísima reducción de disponibilidad energética a la que nos enfrentamos no solo son obviados sino incluso negados. Esa forma egoísta y cerrada de observar el mundo, instalada en amplios sectores sociales de la envejecida, funcionarial y rentista sociedad berciana, sigue mirando al pasado extractivista como fórmula para enfrentar el futuro. Como ejemplo reciente ahí tenemos a los últimos en llegar a las instituciones, PODEMOS (esos que traían “otra forma de hacer política”), sumando sus voces a la demagogia carbonera, pidiendo el mantenimiento de las térmicas, o a los viejos partidos, de izquierda a derecha, empecinados en la defensa del carbón o de algo que ya no existe, la CIUDEN, ni siquiera son capaces de leer el BOE para saber que la Fundación Ciudad de la Energía, como tal, fue disuelta hace ya unos años por el gobierno de Mariano Rajoy. Será porque les sirve para dirimir sus miserables batallitas internas, como la que se está librando en el PSOE, a cuenta de quien se hace cargo de ese inoperante e innecesario, pero bien remunerado, pesebre, con la que fue su última candidata a la alcaldía de Ponferrada y aspirante a dirigir lo que queda de la CIUDEN, Ángela Marqués, como causa. En el fondo, como vemos, no defienden los intereses comunes sino los políticos y personales.

En el Bierzo se ha perdido una oportunidad única para explicar lo que está sucediendo, pero ni desde el ámbito político, ni del sindical, ni del social, ni desde el universitario, ni siquiera desde el movimiento ecologista, se ha sido capaz de articular un relato que sirva para dar a conocer a la población el futuro al que nos enfrentamos y el porqué del colapso en el que se encuentra inmersa nuestra comarca.

El colapso que vive la comarca no es un hecho que vaya a ocurrir de un día para otro, es un proceso que durará años

Por estas tierras se silencia y aísla todo tipo de pensamiento crítico. Cuando hace una década algunos avisaban de la catástrofe económica, demográfica y social que se avecinaba eran tratados como exaltados, alocados, asociales; ridiculizados y estigmatizados con calificativos como agoreros y apocalípticos, fundamentalmente por los que han convertido la ciencia en religión y la tecnología en su diosa, incluso también lo eran por los que, de manera condescendiente, miraban por encima del hombro sosteniendo que hablar de colapso y decrecimiento no sería entendido por la gente; ahora, estos últimos ya manejan esa nueva falacia llamada Economía Circular –agotado ya el término desarrollo sostenible– que, nacida en los gabinetes de comunicación de la UE y de los sectores empresariales más “avanzados”, permita seguir manteniendo en pie el sistema de producción capitalista, un sistema que sigue devorando no solo recursos finitos y vidas humanas sino todo intento de reforma. Ahí tenemos aquello que se dio en llamar economía colaborativa, con AirBnB convertida en motor de la nueva burbuja inmobiliaria o a Cabify como nueva forma de esclavismo, son solo dos ejemplos. La Economía Circular, para ser real y no otro eslogan más, solo se puede aplicar transformando radicalmente nuestro sistema socioeconómico. De eso por estas tierras apenas se oye hablar

Mientras la derecha local siempre ha apoyado el expolio, la destrucción y mercantilización de la naturaleza como método de enriquecimiento y desarrollo, por encima de cualquier otro valor, las organizaciones autocalificadas de izquierda han optado por situarse en una especie de izquierdismo productivista, senil y doctrinario que tiene similares consecuencias.

Mientras todos sigan ensuciando cualquier medida alternativa, hablando del carbón y de las térmicas; se sigan buscando soluciones en un modelo industrial finiquitado, negando la evidencia: no es posible seguir explotando los yacimientos carboníferos, ni quemando combustibles fósiles; anteponiendo los cortoplacistas intereses partidistas e individuales a los colectivos, y se siga votando, encumbrando y delegando en esas lumbreras que con sus políticas, su codicia y egoísmo han obligado a nuestros descendientes a tomar el camino de la emigración, ellos seguirán impidiendo que los habitantes de esta tierra se preparen para el difícil futuro que nos espera, negándonos la posibilidad de organizarnos y prepararnos para enfrentar, de la manera más solidaria y resilente, la inevitable degradación social que se avecina.

Hemos perdido una década desde que se inició eso que popularmente llamamos crisis, en el Bierzo lo que puede pasar, ya es pasado y analizable; es presente y observable, para el que tenga ojos para ver y un poco de cerebro para analizar. Sin embargo nada ha cambiado en las cabezas y en la manera de hacer y pensar de los dirigentes políticos y sociales locales, tampoco ha cambiado la manera de comportarse de una sociedad asustada que prefiere negar lo evidente, ante el inevitable derrumbe de un modelo de vida insostenible.

El colapso que vive la comarca no es un hecho que vaya a ocurrir de un día para otro, es un proceso que durará años, aunque últimamente se ha acelerado, y forma parte de los síntomas  del inicio del gran cambio civilizatorio al que se enfrenta la humanidad como consecuencia del cambio climático y de la escasez de las materias primas que han posibilitado el modelo económico y social en el que vivimos.

En amplios sectores sociales del Bierzo se ha instalado, a pesar de las evidencias, un relato que viene a decir: no dejes que la realidad afecte a ese buen ánimo que se espera de ti. No cuestiones, muestra lo feliz que eres y haz sentir desgraciados a todos aquellos que no sean como tú. No seas aguafiestas, no nos agües "nuestra" fiesta, si no sabes estar al nivel hazte a un lado, sin hacer ruido ni molestar. Cualquier cosa sirve antes que permitir que surja el más mínimo brote de esperanza realista.

Nos avisa de nuestra ceguera el filósofo francés Pierre Thuillier, en su obra La Gran Implosión: "Quien se hubiera podido creer desde la cima del Monte Palatino que el Imperio Romano no era eterno".

 

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